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Sacerdote y Médico [Columna de Mons. Pablo Galimberti en el “Octavo Día”]

PUBLICADO EN EL DIARIO EL PUEBLO, SALTO
Domingo 13 de agosto de 2023

El Domingo pasado viví una tarde de alegría y festejo en Trinidad (Flores). Gabriel Rainusso celebraba 25 años de sacerdote y familiares, amistades y allegados se acercaron para celebrar la trayectoria generosa de Gabriel.

Lo conocí hace muchos años. Ardían en su corazón deseos de ofrecer al prójimo algo más que el arte de curar aprendido en la facultad. Y se preparó para ofrecer la medicina del alma. Esa que procura sanar heridas y vacíos que necesitan ser escuchados y diagnosticados.

En mis años como obispo de San José y Flores tuve la alegría de acompañarlo de cerca. Un día vino a plantearme que quería pasar unos días a la cárcel de Flores. Las razones que me dio me parecieron bien fundadas y lo apoyé. Esas horas de la noche lo reafirmaron: quería ser médico del alma, escuchando miserias y alentando esperanzas.

En otra oportunidad me planteó que había una policlínica clausurada por falta de un médico. Habló con los responsables y logró que se reabriera con algunas horas que él ofrecía. Y el servicio se retomó.

La cercanía y sencillez de Gabriel es conocida por todos. En particular los que participan de la comunidad de la Parroquia Nuestra Señora de Luján. El sabe muy bien que la mejor terapia resulta cuando los dos impulsos, alma y cuerpo, se suman y recuperamos los deseos de vivir.

El reencuentro en la Parroquia de la Santísima Trinidad el Domingo pasado fue una bocanada de aire limpio y sanador. La Palabra de Dios llegó al corazón y Gabriel dejó traslucir que una vida así vivida es capaz de hacernos felices.

Mons. Pablo Galimberti
Obispo emérito de Salto