Home»NOTICIAS»Mons. Antúnez: “Te invito a renovar tu llamado, a que te hagas las preguntas fundamentales de la vida, el para qué de nuestra existencia, de nuestros talentos, capacidades y cualidades”

Mons. Antúnez: “Te invito a renovar tu llamado, a que te hagas las preguntas fundamentales de la vida, el para qué de nuestra existencia, de nuestros talentos, capacidades y cualidades”

Compartimos la reflexión de Mons. Fabián Antúnez SJ, obispo de la Diócesis de San José de Mayo, compartida en el programa “Momento de reflexión” en Radio 41 AM 1360 (Domingo 22 de enero de 2023, III Domingo del tiempo durante el año).

Evangelio según san Mateo 4, 12-23

Un saludo muy grande para toda la audiencia. Deseo de corazón que este tiempo de vacaciones, de descanso, pueda ser también un tiempo de encuentro con el Señor, aquel que nos habla a lo profundo del corazón, que nos hace sentir sus hijos muy amados, que nos invita a la intimidad, a estar con Él.

En el Evangelio se nos relata la escena del llamado del Señor. Jesús llama a sus apóstoles a los discípulos para que primero compartan la intimidad, su modo de mirar la vida, el Reino de Dios. Su modo de mirar al prójimo y al Padre. Y los envía después en misión, con poder, a proclamar el anuncio del Señor. Él es la luz, esa luz que, como se nos relata en el Evangelio, viene a iluminar las tinieblas, aquellas oscuras regiones de la muerte que esperaban la resurrección, que esperaban la visita del Padre. El Señor nos invita a la conversión, al cambio de vida, a cambiar nuestras prácticas, nuestros marcos mentales, nuestra afectividad, nuestros deseos, nuestras praxis. La pregunta inicial es ¿en qué áreas de mi vida necesito convertirme? ¿Necesito dejarme transformar por el Señor? ¿Cuáles son aquellos aspectos que en mí están disonando?, que no suenan con la melodía del Señor y que Él me invita a entrar en la armonía del Reino de Dios, a buscar esa música en la que podamos también cada uno desde el lugar, sonar como una buena orquesta que haga más creíble el Reino de Dios en medio nuestro. Y para eso el Señor camina, mira y entabla una relación personal con cada uno de nosotros. En la escena se nos relata el llamado en las orillas del lago, aquellos pescadores que estaban en sus tareas cotidianas, como a nosotros, en el trabajo, en el estudio, en la familia, en nuestras realidades de todos los días. El Señor posa su mirada en cada uno de nosotros y también nos dice Ven y sígueme.

El Señor nos invita a soltar nuestra vida un poco más en sus manos, a dejarnos conducir por el Espíritu Santo. Nos invita a ser pescadores de hombres, es decir, a anunciar también a otros la belleza del Reino de Dios. Buscar en este tiempo, en este siglo XXI, presentar a los hombres y mujeres aquello que sacia el corazón, aquello que, en definitiva, devuelve el sentido profundo de las vidas. El Señor nos invita al seguimiento y nos llama en pobreza, nos llama en fragilidad, nos llama en vulnerabilidad. Nos llama siendo conscientes del propio pecado, pero anunciando también que su gracia trabaja. La respuesta de los apóstoles de Santiago, de Pedro, de Juan, es el seguimiento del Señor, es el soltar las redes, es el dejar a un lado su vida y animarse a caminar los senderos nuevos que Dios en Jesús los invita a transitar.

Te invito a que también te preguntes ¿Qué nuevos caminos el Señor me invita a transitar, ¿Dónde me invita a tirar las redes?, es decir, a buscar también anunciar el Reino de Dios con el mensaje del amor y con el testimonio de la vida, intentando presentar con credibilidad aquello que también convoque a otros y permita a otros, acercarse a la belleza del Evangelio y hacer Iglesia.

Te invito también entonces hoy a renovar tu llamado y si aún estás en camino de búsqueda, a que te hagas las preguntas fundamentales de la vida, el para qué de nuestra existencia, el para qué de nuestros talentos, capacidades y cualidades. Dios necesita de nuestro sí, Dios necesita de nuestra conversión, de nuestro compromiso, de nuestro testimonio. Que al comenzar este año podamos sentirnos invitados a dar un paso más en la conversión personal. Un paso más en el testimonio de vida y que el Señor nos bendiga. El que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.