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Mons. Antúnez: “Que el Señor nos ayude a recibir con gozo su Palabra, a convertir el corazón y a convertirnos en discípulos anunciadores del mensaje del Evangelio”

Compartimos la reflexión de Mons. Fabián Antúnez SJ, obispo de la Diócesis de San José de Mayo, compartida en el programa “Momento de reflexión” (Radio 41 AM 1360) y en “Palabra de Vida” a través de RADIO MARIA URUGUAY FM 103.3 y FM 92.7 de este Domingo 10 de setiembre de 2023 (XXVI Domingo del tiempo durante el año).

Un saludo muy grande para toda la audiencia. El evangelio de este Domingo, dirigido por el Señor a los sumos sacerdotes, a los ancianos del pueblo, es decir, aquellos que conocían más de religión en su tiempo. Es muy duro en su lenguaje. Les habla de la necesidad profunda de conversión, es decir, de cambio del corazón.

Muchos de ellos no reconocieron en la visita de Jesús al Mesías itinerante, aquel que venía a dar nuevo cumplimiento a la ley. Sus gestos escandalizaban. El poco cuidado de las tradiciones del sábado, es decir, la capacidad que tenía el Señor Jesús de aparentemente saltarse la ley por colocar al hombre y a la mujer al centro. También para los hombres de su tiempo. Acusaban a Jesús de colocarse en una relación personal tan íntima con el Padre ‘Abba’. Considerarse el Hijo de Dios, lo cual para ellos era inadmisible. Y Jesús presenta entonces esta imagen, esta imagen de dos hijos que reciben el mandato, la misión de su padre de ir a trabajar a la viña. Son ejemplos de tantas de las realidades de nuestras familias, nuestros espacios de comunidad, donde en principio uno de ellos dice no voy. Y sin embargo después hace un proceso interno de conversión, de arrepentimiento, de reflexión y sale de ese no inicial y se dispone a trabajar en la viña. Es el proceso en el que se nos muestra que efectivamente el amor se expresa en los gestos y el amor tiene la posibilidad justamente de echar luz en la inteligencia y develar el oscurecimiento del entendimiento del no inicial y el proceso que arriba efectivamente al sí.

Muy por el contrario, se nos presenta la otra imagen, la de aquel otro hijo que dice que sí, que sí va. Y finalmente podemos intuir por superficialidad, por distracciones, por faltas de prioridades claras, por tener otros compromisos. Finalmente, nunca se pone en marcha a trabajar a la viña. ¿Con cuál de los dos modelos me identifico? Quizás reflejan distintos momentos de nuestra existencia, de nuestra vida, distintos momentos de nuestro proceso íntimo de conversión personal. Amar en cristiano es amar con gestos. Amar en cristiano es finalmente ponerse en camino. Trabajar en la viña del Señor. Y es muy duro el Evangelio porque en la parte final del mismo, dirigiéndose también una vez más a los sumos sacerdotes y a los ancianos, les dice ‘Les aseguro, dice el Señor, que los publicanos y las prostitutas entrarán antes que ustedes al Reino de Dios’. Esto, para los hombres religiosos de su tiempo, constituye un verdadero escándalo inadmisible, porque les dice Juan el Bautista es la voz que habló en el desierto, que instó a la conversión, que movió al cambio de vida que realizaba el bautismo en el Jordán. Y ninguno de ustedes se dejó tocar el corazón, y vino el Hijo del Hombre, el Señor, el Mesías, y tampoco logró seducir y conquistar sus corazones.

Misteriosamente, que otras personas, personas aparentemente más alejadas de mala vida, prostitutas, publicanos. Hemos leído diversos pasajes del Evangelio, cómo se conmovieron frente al encuentro con el Señor Jesús. Participaron con él de alguna cena, de un momento de conversación, de una presencia salvadora de Jesús. Y cambiaron su vida. Reconocieron en él al Hijo de Dios vivo, modificaron su vida y se convirtieron en discípulos. Se convirtieron en personas que anunciaron a otros la belleza del Señor resucitado.

Por lo tanto, el gran mensaje del evangelio es al de la conversión, el del arrepentimiento, el del cambio de vida, que el paso de Jesús por nuestra existencia. Que el sentir, que el experimentar, que el conmovernos ante su persona no nos deje iguales, nos mueva profundamente a un cambio de existencia en nuestra vida cotidiana, en nuestro modo de tratar al prójimo, en nuestro modo de vivir la religión, la oración, la espiritualidad.

Que el Señor nos ayude entonces, en este tiempo que estamos viviendo de Iglesia, a recibir con gozo su Palabra, a convertir el corazón y a convertirnos en discípulos anunciadores del mensaje del Evangelio. Y que el Señor nos bendiga. El que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.