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Mons. Antúnez: “Frente al mal espíritu, el Señor nos invita a vivir la dinámica de la humildad y del servicio”

Compartimos el comentario y la reflexión de Mons. Fabián Antúnez SJ, Obispo de la Diócesis de San José de Mayo en el programa “Momento de reflexión” de Radio 41 AM 1360.

Domingo 6 de marzo de 2022 · I Domingo de Cuaresma

Comenzamos el Miércoles de ceniza, la Cuaresma. Es una celebración que nos recuerda eso, que somos fragilidad, que somos debilidad y es una debilidad amada por Dios, donde se nos recuerda la importancia de la conversión, de volver a Dios, cada uno desde el lugar en el que estamos, pegar el camino de vuelta. Ojalá que sea eso… un tiempo de volver al Señor, volver a la oración, volver a la experiencia de la caridad, de la misericordia, de la solidaridad, a la experiencia del perdón.

Esta semana comenzamos también, en los colegios católicos de la Diócesis, las clases, como en otros espacios de la educación. Será una oportunidad ahí de recibir a los alumnos y a sus familias en estos días. El deseo para todos, de un buen comienzo de año de clases.

Con respecto a la reflexión que este Domingo que nos invita a la iglesia, a profundizar en tomar la Palabra de Dios. Se nos coloca el texto de las tentaciones, de esta experiencia que tenemos todos, de la lucha espiritual en el corazón, esos sus espíritus que se agitan… No el de Dios que nos llena de su gracia, de su amor, de su misericordia, de su bondad que inspira en nosotros los grandes deseos. Los deseos profundos, que nos dejan en paz, que nos dejan con serenidad interior, con alegría profunda, con esperanza.

Ese otro espíritu que es el del mal. Espíritu que también entra por nuestra fisura, entra por nuestras heridas, por nuestras faltas de aceptación, por nuestras dinámicas, que nos generan, en la mayoría de los casos, falta de autoestima, y desde ahí nos va enredando, nos va llevando… Si no sostenemos bien en nuestra libertad las opciones, al pecado, y sabemos lo que el pecado genera de bueno, de falta de fraternidad en el mundo. Estamos viviendo la guerra, estamos viviendo la pobreza, viviendo la exclusión, símbolos también de ese pecado, de ese egoísmo del corazón del ser humano.

Por lo tanto, te invito a que mires tres dimensiones de tu vida. Quizás la primera es cómo manejar la relación con las cosas, con el consumo. Si buscas llenar los vacíos del corazón en el consumismo, quizás sea un tiempo de distancia, de libertad afectiva frente a las cosas, de poder también recordar que somos personas espirituales y que para eso necesitamos del silencio y de la oración.

La segunda pregunta ¿Cómo manejas tu imagen? En esta cultura de la imagen estamos muchas veces pendiente de la imagen que proyectamos, de lo que aparentamos más de lo que somos. La tentación de la vanidad, de la vanidad de la imagen que nos impide con honestidad reconocernos muchas veces como es lo que somos, personas que tenemos sombras, que tenemos fisuras, que necesitamos trabajarlas para buscar como la integración en nosotros. ¿Cómo trabajamos también la imagen?, buscar más el ser que la aparentar. Creo que éste es el gran desafío que te hace llamado a una coherencia interna.

El tercer desafío: el poder. ¿Cómo manejas el poder? El poder que se te fue concedido en sentido amplio, tus talentos, tus cualidades, pero también por qué no, tu lugar público, si ocupas un cargo público o religioso -para lo que nos toca- ¿Cómo manejamos el poder?. El riesgo del autoritarismo, el riesgo de atenazar la libertad del otro, el riesgo de no vivir el poder en una dinámica de servicio profundo a la sociedad y al ser humano.

Creo que este Domingo es muy iluminador en esas tres dimensiones propias del corazón humano: que es el consumo, que es la vanidad de la imagen, que es el poder. Y el Señor nos invita a vivir justamente el desprendimiento de los bienes. Nos invita a vivir la dinámica de la humildad y la dinámica del servicio, como sería el triple escalón contrario a las tentaciones del mal espíritu.

Que el Señor nos ayude en este tiempo que comenzamos a eso, a convertir el corazón, que sea un tiempo fecundo para todos.