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“Libertad, justicia y compasión en el alma de nuestro pueblo”

Este mediodía, una vez terminada la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU), los obispos dieron a conocer el documento “Libertad, justicia y compasión en el alma de nuestro pueblo”. Se trata de una reflexión situada en este tiempo electoral pero que invita a mirar más allá de las instancias puntuales, considerando valores que forman parte de la identidad del pueblo uruguayo, así como la necesidad —siempre presente en el ser humano— de encontrar sentido a su vida y donde se ofrece un punto de vista sobre algunos problemas actuales de la sociedad uruguaya.

La carta de los obispos del Uruguay se centra en la promoción de una cultura del encuentro, basada en los valores de libertad, justicia y compasión, que consideran fundamentales para el alma del país; valores propios del artiguismo, y que hunden sus raíces en la tradición judeocristiana. Manifiestan la alegría por ser parte de este pueblo, con su identidad, forjada a lo largo de su historia, donde destacan la figura de José Artigas y rememoran la contribución de la Iglesia en la formación de la patria, con referentes como Dámaso Antonio Larrañaga y Jacinto Vera.

Libertad, justicia y compasión en el alma de nuestro pueblo

“Nuestro deseo es mirar más allá de las próximas instancias electorales, encontrar en nuestras raíces los valores que han forjado nuestra identidad nacional y configuran el alma de nuestro pueblo. Asimismo, queremos ayudar a valorar la importancia del sentido de la vida, de encontrar un propósito, compartir las problemáticas emergentes de nuestra realidad y animar a la búsqueda de esa verdad que da fundamento a la dignidad de toda persona humana y que nosotros encontramos en Jesucristo muerto y resucitado”, plantean en la introducción al documento.

Los obispos resaltan, además, la importancia del diálogo y los acuerdos políticos en la construcción de la democracia y la convivencia social, que requiere ir más allá de una “superficial tolerancia” o “cumplimiento formal de la ley”, para reducir grietas, minimizar la fragmentación y generar procesos colaborativos y comunitarios. Se trata de una invitación a no ser meros espectadores, a ser protagonistas en la construcción de puentes para una sociedad más integrada y solidaria.

Abordan varias temáticas sociales y culturales que desafían a todos los uruguayos: la seguridad, la situación en las cárceles, la pobreza, las personas en situación de calle, las adicciones, el cuidado de la “casa común”, el trabajo, la educación, la familia, la inteligencia artificial.

“’La política es una de las formas más elevadas de la caridad, porque sirve al bien común’ ha dicho el papa Francisco. Mucho tenemos que agradecer a los políticos de nuestro país que eligen esta vocación o se sienten llamados a ella con el propósito de servir al bien común. Pero la actividad política no es solo para unos pocos. La política es el espacio de lo público, que se constituye en un espacio de todos, que a todos interesa y afecta. En la plaza pública se habla de lo que nos concierne y se apela a la razón de todos (…) Un católico está especialmente convocado a ocuparse de los asuntos públicos. A la fe cristiana, por estar fundada en Dios que se hace hombre, nada de lo humano le es ajeno. Nada de lo humano puede quedar fuera del compromiso cristiano con la vida”, argumentan.

Los obispos culminan la carta con una invocación a María, la Virgen de los Treinta y Tres: “Le pedimos que extienda su manto sobre todos sus hijos e hijas, naturales o inmigrantes que viven en esta tierra oriental, así como sobre quienes, dispersos en otros lugares del mundo, sienten que siguen perteneciendo a ella, para que crezcamos en el diálogo, el respeto, la confianza y la búsqueda del bien común, mientras peregrinamos hacia la Eternidad”.