Home»NOTICIAS»“Alégrate porque la luz triunfa sobre la oscuridad. Ese es el enorme desafío que tenemos todos en este tiempo pascual. Dejarnos consolar el corazón por el Señor Jesús”

“Alégrate porque la luz triunfa sobre la oscuridad. Ese es el enorme desafío que tenemos todos en este tiempo pascual. Dejarnos consolar el corazón por el Señor Jesús”

Compartimos el comentario y la reflexión de Mons. Fabián Antúnez SJ, Obispo de la Diócesis de San José de Mayo en el programa “Momento de reflexión” de Radio 41 AM 1360. Domingo 24 de abril de 2022 · II Domingo de Pascua. Fiesta de la Divina Misericordia.


No cabe duda que uno de los grandes problemas que el hombre se enfrenta y lo vemos a diario, presente en las noticias, nos aparece en la portada de los noticieros, de los periódicos, es el tema de la vida, es, es el cuidado de la vida, es la protección de la vida.

La comunidad primitiva junto al Señor Jesús, experimentó la pérdida de la vida del amigo, el drama de la muerte, el problema del duelo, la pérdida del ser querido, aquel amigo en el cual ellos habían depositado su confianza, su esperanza, su ilusión. Aquel amigo que le hablaba del Reino de Dios, de una nueva relación con las cosas, una nueva relación con el Padre, con el prójimo. Una nueva cosmovisión en torno al religioso, de repente yacía en una tumba. La experiencia de la pasión, la experiencia de la comunidad primitiva que se desperdicia, la experiencia del fracaso, los miedos, la inseguridad, el encierro. Todas esas experiencias son experiencias humanas que vivimos todos y que vivió la comunidad primitiva.

La experiencia, por tanto, de la Resurrección. Que el Padre resucite al Hijo devuelve la ilusión, devuelve la esperanza, da sentido a cada uno de los dolores. Permite que la luz vuelva a hacerse presente en medio de la oscuridad. Congrega nuevamente a la comunidad primitiva. Hace brotar el deseo del anuncio, la experiencia de salir a compartir con otros el dato, la experiencia de la Resurrección del Señor Jesús.

Estos días pascuales a lo largo de toda la historia y también los vivimos nosotros, será una constante de Dios de decirnos: Alégrate, alégrate, alégrate, porque el Señor resucitó. Alégrate porque te fue confiada la mejor de las tareas, la de anunciar el gozo. Alégrate porque el amor vence. Alégrate porque la luz triunfa sobre la oscuridad. Alégrate.

Ese es el enorme desafío que tenemos todos en este tiempo pascual. Alegrarnos el corazón, dejarnos consolar el corazón por el Señor Jesús que trae este oficio de consolar, que trae este oficio de animar el alma humana, que trae este oficio de redimirnos, de sanarnos, de perdonarnos.

Decíamos que para cada uno el Señor tiene un detalle particular para María Magdalena, nombrándola con ternura, María. Para los discípulos de Emaús, encendiendo les el corazón y trayéndolos de nuevo a la comunidad. Hoy el detalle particulares para con Tomás, uno de los 12. Tomás el escéptico, aquel que al no estar junto a la comunidad en una de las apariciones del Señor, no cree el relato de los demás, de sus amigos, de las mujeres. Eso no sucede muchas veces en la vida, nos cuesta creer que la vida termine bien. Nos cuesta la experiencia de la consolación, de la resurrección, el dato del gozo. Muchas veces el corazón se nos tiñe de escepticismo, de una racionalidad que no da pie a la experiencia de la resurrección, de la trascendencia. Te invito también hoy, junto con Tomás, a colocar tus manos en el costado abierto del Señor. El Señor resucitado, con su costado abierto, con sus heridas curadas. De ese costado, brota sangre y agua, símbolo de la misericordia de Dios, de la divinidad y de la humanidad.

En este Domingo, también, junto a Tomás, todos somos invitados a abrirnos a la experiencia de la misericordia de Dios, del amor de Dios manifestado en Jesús, que es perdón, que es reconciliación. Es el Domingo también de la Divina Misericordia. Te invito a abrir tus heridas, tus dolores, tus tristezas, tu pecado a la misericordia del Señor. Que podamos también nosotros, junto a Tomás, decir ‘Señor mío y Dios mío’. Podamos junto a Él también renovar la experiencia de la Resurrección y del anuncio gozoso a los demás de que Cristo vive en medio de nosotros.

El Señor hoy también sopla sobre nosotros y nos concede su Espíritu. Es el Espíritu del Resucitado, es el que nos permite vencer los miedos, los encierros y salir a anunciar como Iglesia de San José y de Flores, que él está en medio de nosotros, como el viviente que está en medio de las comunidades, reuniéndolas, que Él está en cada oración de corazón, donde nos abrimos al amor de Dios que le está en la experiencia de donde dos o más se reúnen en su nombre, que él está en la dinámica de la compasión donde vivimos la lógica de la misericordia expresada en los gestos para con aquellos que tienen menos.

Te invito a seguirte dejando consolar por el Señor, animar el corazón en la alegría y la paz, que son los dos grandes signos que trae el Resucitado. Ese es mi deseo para ti y para tu comunidad, para tu familia.

Feliz Pascua de Resurrección! Feliz experiencia del Señor Resucitado en tu propio corazón. Te invito a que lo anuncies a los demás. Este es el motivo del gozo de la Iglesia y que el Señor te bendiga, el que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.