Home»NOTICIAS»Mons. Antúnez: “Te invito a que puedas vivir este tiempo en la cercanía con el Señor, que puedas recrear la capacidad de asombro, retornar a ese pesebre, a ese lugar del nacimiento que nos recuerda a Dios en sencillez”

Mons. Antúnez: “Te invito a que puedas vivir este tiempo en la cercanía con el Señor, que puedas recrear la capacidad de asombro, retornar a ese pesebre, a ese lugar del nacimiento que nos recuerda a Dios en sencillez”

Compartimos la reflexión de Mons. Fabián Antúnez SJ, obispo de la Diócesis de San José de Mayo, compartida en el programa “Momento de reflexión” (Radio 41 AM 1360) de este Domingo 10 de diciembre de 2023 (II Domingo de Adviento)

Un saludo muy grande para toda la audiencia, de momento de reflexión. Vivimos el Adviento, este tiempo de preparar el corazón para la venida del Señor en la Navidad. Estamos en el segundo domingo. Se nos invita a preparar, allanar los caminos al Señor que viene.

El Evangelio nos coloca delante la figura de Juan el Bautista, el último de los profetas, el Precursor, aquel que anuncia la necesidad de la conversión, la llegada del Mesías. Juan el Bautista nos refleja un modelo de liderazgo aquel que vivió en el desierto, es decir, supo de intimidad con Dios, supo de silencio de profundidad aquel que fue configurando un grupo de discípulos en su entorno. Pero cuando el Señor, el Hijo de Dios, hecho hombre, el Cordero de Dios, pasa, lo señala y dice ‘Este es el Cordero de Dios. A él deben seguirlo’ Por eso Juan el Bautista nos refleja un modelo de persona que forma el corazón, que configura la interioridad de los demás, pero no para sí. Es un modelo de liderazgo descentrado del ego, descentrado del yo. Juan el Bautista es un reflejo de humildad. En la escena del bautismo recordamos, dice ‘No soy digno ni siquiera de desatar la correa de sus sandalias’

Es un buen icono de cara a este tiempo de Adviento. Juan el Bautista nos simboliza el preparar el corazón, el allanar los senderos, el señalar. Al Dios que viene encarnado en Jesús nos refleja un modelo enorme y profundo de humildad. Él dice Yo soy simplemente una voz que clama en el desierto. Él no se siente la Palabra. La Palabra con mayúscula, que es Jesús. Se siente una voz que refleja la Palabra de Dios. ¿Qué reflejan nuestras palabras? ¿A quién señalamos? ¿Cómo es nuestro liderazgo. Nuestra vida sabe de desierto, de silencio, de interioridad, de encuentro con el Señor? Te invito a que este tiempo de Adviento que estamos viviendo sea una verdadera preparación del corazón para el Señor que desea nacer. ¿En qué áreas de nuestra vida? Cristo, el Mesías, el Dios venido en carne, desea nacer y recrearlas.

Quizás este tiempo es un tiempo propicio para volver a la oración, para volver al silencio, a la interioridad. Quizás es tiempo de recuperar la esperanza. Si distintos motivos de la vida nos han llevado a la desilusión, al escepticismo, se nos ha enturbiado la mirada. Quizás es un tiempo de volver a la caridad, es decir, abrir las puertas a la experiencia de la compasión, la solidaridad, la misión. Esta dimensión de Iglesia en salida que sale a anunciar a otros la belleza del Señor venido en carne. Para todos es un tiempo de profundidad. Cada vez queda menos para la Navidad. Y el desafío, por tanto, es que nuestro corazón se siga como la corona de Adviento, encendiendo con la luz del Resucitado. Que podamos ser eso, unas pequeñas luces que encienden las luces de otros, pequeños fuegos que encienden fuegos de los demás. Lámparas encendidas que han sido creadas. Y nuestra vida es reflejo de ello. Y el bautismo de que se nos entregó una luz, una lumbre, no para guardarla en el cajón, no para esconderla, sino para reflejar al Señor y anunciar a otros su amor, su misericordia, su compasión.

Te invito a que puedas vivir este tiempo en la cercanía con el Señor, a que puedas recrear la capacidad de asombro, a que puedas retornar a ese pesebre, a ese lugar del nacimiento que nos recuerda Dios en sencillez. Dios que viene en lo vulnerable y en lo frágil. Un saludo muy especial en este Domingo, un Domingo que nos recuerda al Cristo resucitado.

Un domingo en el que la diócesis también vivimos la experiencia de la misión con grupos venidos de los salesianos del Colegio de Maturana, un domingo en el que también celebramos en el día de ayer, es decir, sábado, la toma de posesión de Emiliano García en la parroquia Nuestra Señora de Fátima, un domingo en el que también recuperamos con cercanía en el corazón y en el afecto la procesión que hicimos de la Inmaculada el día 8. Todas consolaciones del Señor que está visitando nuestra diócesis. Pidamos la gracia de de abrir nuestro corazón a Él, de dejarnos modelar. Y un saludo muy grande. Un muy feliz domingo para todos, con mi bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.