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Bodas de plata sacerdotales del P. Sergio Pinto

El sábado 4 de diciembre de 2021, el Pbro. Sergio Pinto celebrará sus 25 años de ministerio sacerdotal (Bodas de Plata 1996-2021) y 50 años de haber recibido el Sacramento del Bautismo.

La Santa Misa será presidida por Mons. Fabián Antúnez SJ, Obispo de San José de Mayo y contará con la presencia de Mons. Pablo Galimberti (III Obispo de San José de Mayo), quien lo ordenó sacerdote en 1996.

La celebración será en el templo de la Parroquia Santísima Trinidad (Trinidad, Flores) el sábado 4 de diciembre a las 18:30 horas.


Compartimos la entrevista en el periódico ECOS REGIONALES (Trinidad, Flores), el viernes 19 de noviembre de 2021

“No me considero más ni menos que nadie, soy un cristiano más que ha decidido seguir a Jesús desde el sacerdocio”

El Padre Sergio Pinto, cura párroco de la Parroquia de la Santísima Trinidad vive dos acontecimientos muy especiales; los 25 años de Ministerio Sacerdotal y 50 años del Bautismo. Las celebraciones tendrán lugar en ‘su’ Parroquia el sábado 4 de diciembre a la hora 18:30, en la que estará presente el Obispo Diocesano Mons. Fabián Antúnez y Mons. Pablo Galimberti, cuya presencia tiene un alto significado para el Padre Sergio. ECOS REGIONALES lo invitó a participar de una entrevista, para reflexionar y dimensionar estos dos hechos tan importantes para este cura joven, nacido en Trinidad y que tiene el privilegio de liderar hoy la Parroquia que dio nombre a nuestro pueblo.

¿Qué significan en lo personal estas dos conmemoraciones?
-Son muy significativos para mí, 25 años de sacerdote que voy a celebrar el 1ro. de diciembre, que coinciden con los 50 años de haber sido bautizado por el Padre Pécora en la Parroquia de Luján. Fue todo un camino.

Llegar a estas Bodas de Plata sacerdotales es importante, mucho más en mi pueblo porque nunca pensé celebrarlos acá. La ordenación fue en la Plaza Constitución un 1ro. de diciembre de 1996, oportunidad en que estuve acompañado por todo el pueblo, y nunca pensé que 25 años después iba a estar aquí y en la Santísima Trinidad.

-¿Cómo has transitado ese camino?
-He conocido a mucha gente en el camino, en mis parroquias anteriores donde fui creciendo, porque comencé con 25 años y ahora tengo 50. En la Parroquia Catedral al inicio, después encargado de la Parroquia de Rodríguez

-Villa Rodríguez en aquel tiempo y Ciudad Rodríguez ahora donde estuve siete años. Después dos años de estudio en Roma y mi regreso a Uruguay con diez años más, en la Parroquia de Fátima

-¿Fue una sorpresa el ser nombrado párroco de la Santísima Trinidad?
-Sí, no lo tenía ni pensado; no estaba dentro de mis planes. Fue una propuesta del Obispo al decir ‘volvé a tu departamento ya con una misión’, pero no estaba dentro de mis planes volver a Trinidad.

Ha sido un redescubrir a mi pueblo, a la gente, encontrarme con compañeros de escuela, con compañeros del liceo; es toda una experiencia nueva también como docente porque estoy dando clase acá y en Ismael Cortinas.

Es redescubrir y renovar vínculos que muchas veces se pierden con el tiempo, pero la idea es volver a rescatarlos. En ese marco estamos armando un grupo de compañeros de liceo, también de la Escuela 18 a la que fui; es decir, volver a que los vínculos resurjan y reconocernos nuevamente.

-¿Qué sentís en tu rol de sacerdote, acaso más responsabilidad por estar en tu pueblo?
-Es pararme desde otro lugar. En otras parroquias he visto que el sacerdote es uno más, pero acá en Trinidad tiene un rol especial. Eso me llevó tiempo volver a descubrirlo. Aquí sos el cura, lo que hacés y decís tiene sus consecuencias, pero eso es solo en Trinidad y lo he tenido que descubrir desde la experiencia. Pero llevó tiempo descubrirlo.

Siempre dije que desde la fe soy un cristiano bautizado como todos los demás. ¿Qué fue lo que yo quise?, seguir a Jesús. Y el seguir a Jesús me ha llevado a estar a cargo de la Parroquia, pero yo no me considero más ni menos que nadie, sino un cristiano más que quiere seguir a Jesús con una función especial que es la del sacerdocio, el animador de la comunidad, el que promueve determinadas actividades, pero sobre todo desde la fe ayudando y facilitando para el encuentro de las personas con Dios. Estar en mi departamento, en mi ciudad, desde este rol es una riqueza y una alegría.

-¿Cómo estás viendo hoy a nuestra comunidad?
-La pandemia marca un antes y un después. No sé si aprendimos todos de la pandemia porque todavía no ha pasado, porque surgen nuevos contagios, pero he visto que estamos como más agresivos y que hay como una situación de violencia de fondo que está presente. Todo lo que decimos es criticado, hay una queja permanente; entonces, creo que tenemos que aprender -y no lo hemos aprendido a ser más solidarios, más buenos, a valorar la vida porque estamos de paso como decimos siempre.

Tenemos que seguir aprendiendo y tener más respeto, comprensión del otro, ponerse en la historia del otro, no tanto crítica ni tanta queja porque no siempre eso ayuda a la persona a crecer.

A veces las palabras que decimos y el pensamiento que tenemos también inciden en cómo yo me comporto, en cómo reacciono. Entonces, veo que estamos más violentos, nos quejamos de todo. Sé que hay situaciones difíciles, de pobreza, de nivel económico, pero no podemos perder ese sentido de solidaridad, de comprensión, de empatía, de ponernos en el lugar del otro y sobre todo de ayudar al otro. Porque lo más lindo en la vida es ayudar y tender una mano; además, uno cuando ayuda y tiende una mano gratuita y solidariamente te hace bien a ti.

No perder esto porque es parte de nuestra esencia humana.

-¿Dónde ves particularmente esas situaciones, en los jóvenes, en las personas mayores…?
-En toda realidad. El otro día leía los comportamientos que tenemos incluso en el tránsito. Eso revela cómo estamos nosotros. Uno ve gente en bicicleta por la plaza, por las veredas, contra flecha y eso refleja mucho cómo está la persona.

-¿Cómo se solucionan ese tipo de situaciones?
-Esa es una gran pregunta. Desde la fe uno tiene herramientas e instrumentos, porque está el tema de la oración, del encuentro, de generar espacios comunitarios porque cada vez cuestan más porque cuesta más reunirse, no solo por la pandemia, sino por eso de que no aceptamos al otro, al diferente, al diverso.

¿Cómo nosotros ayudamos a que la gente se junte, reflexione, piense, a que se tenga paciencia, a que tenga un poco más de paz y de calma? Ese es el gran desafío.

Nos apasionamos por todo, nos quejamos de todo y el tema es cómo tratar de vivir un poquito mejor.

-Eso trae consigo a veces depresión y angustia, conmueve el hecho de ser uno de los departamentos con más suicidios. ¿Qué nos está pasando?

-Eso es doloroso, por eso aplaudo, valoro y apoyo todas las iniciativas de prevención del suicidio que existen. En el fondo hay un sin sentido que tenemos que acompañarlo; incluso el Papa pidió en este mes de noviembre rezar por todos aquellos que están en depresión. Ahí está todo ese tema del suicidio y del sentido de la vida que está presente allí, de cómo generar instancias en donde descubramos que la vida tiene sentido y que la vida es importante, que la tengo que cuidar, pero no solo cuidarla, sino también ofrecerla, entregarla, ayudar a otros.

En definitiva, buscar instancias, espacios que me ayuden a vivir, en encuentros con amigos, salir. No todo puede ser buscar el dinero porque eso también nos quita paz y calma, y andamos para acá y para allá sin ton ni son.

Entonces, buscar espacios de calma y de reflexión, estar con gente que a uno le hace bien, valorar la vida y a los demás, y hacer algo por los demás, eso es lo que siempre ha ayudado a la humanidad.

-¿La parroquia ha significado un refugio, una ayuda para quienes la necesitan?
-Las parroquias siempre son faros de luz que intentan mostrar algo distinto. Es cierto que tenemos medios limitados para generar instancias, pero creo que la gente que se acerca, los jóvenes y las familias que se acercan encuentran esperanza. Pero en el fondo somos nada más que instrumentos; la idea es conectar a la gente con Dios, porque allí está la fuente de la vida.

Estoy convencido, cuando uno vive con Dios, cerca de él, la vida se ilumina, se llena de fuerza, se llena de esperanza, se llena de alegría. Entonces, facilitar ese encuentro para que la persona experimente algo más. Es decir, unirnos a toda la espiritualidad y a la tradición que tiene la Iglesia de XXI Siglos, porque allí hay una vitalidad y una fuerza que hace bien y nos renueva.

La Parroquia ha abierto sus puertas a la cultura, ahora se vienen acontecimientos relevantes a los que se convoca a participar a la comunidad. ¿Es un nuevo tiempo?
-Sí, pero quisiéramos hacer más. Ahora tenemos La Noche de los Templos que es algo importante. La idea viene desde Buenos Aires y se ha unido al turismo religioso de Montevideo, y en eso estamos también. Valorar lo que existe, apoyarlo es lo que pretendemos. Estamos con otro emprendimiento que no lo hemos dado a conocer, que es rescatar el púlpito de la Iglesia. Se ha renovado y pronto va a quedar en su lugar; es decir, recuperar aquello que es parte de nuestra historia también. En aquellas épocas en que no había amplificación el sacerdote subía al púlpito y desde allí le hablaba a la gente.

Recuerdan en la parroquia a Mons. Cavallero dando sus discursos desde allí. Eso estaba en desuso y se recuperó y será reinstalado.

Nos ha faltado, por esto de la pandemia, invitar a gente desde fuera. Tenemos a mucha gente para traer al departamento para participar en instancias de reflexión a nivel cultural, y eso lo vamos a seguir haciendo. Entonces, todo lo que sea apoyar a la cultura, de puertas abiertas y aportando a la reflexión, y dando ganas a la gente a vivir y a hacer cosas por otros.

-Vaya si la Parroquia de la Santísima Trinidad es nuestra identidad; ese púlpito forma parte de nuestra historia.
-Exactamente. Así como la pila bautismal que está allí, que va a estar expuesta este fin de semana; el cuadro de Zorrilla que es tradicional, ahora recuperar el púlpito. Son pequeños detalles.

Vendrá después la restauración del templo, pero todo eso lleva su tiempo y sus costos, pero de a poco ir recuperando y valorando lo que es parte de nuestra identidad.

De allí surge el nombre de nuestra ciudad; la Santísima Trinidad de los Porongos. Allí está el surgimiento de esta localidad, allí está la fuente del nacimiento de todos.     

-¿Cuál es tu mensaje nacido desde esos acontecimientos personales que estás viviendo hoy?
-Creo que siempre podemos cambiar, siempre podemos renovarnos, siempre podemos ser mejores, más buenos, solidarios, ponernos en el lugar del otro, tener empatía, ayudarnos.

La vida es humana, es preciosa y crece cada vez más cuando ayudo a otros seres humanos a que vivan mejor su vida. Adelante con todo lo que sea ayudar y servir.