Home»LOS ROSTROS DE LA IGLESIA»Noemí: “Estuve preso y viniste a visitarme”

Noemí: “Estuve preso y viniste a visitarme”

Testimonio de Noemí Díaz, integrante del Equipo de la Pastoral Carcelaria

En nombre de mis compañeros del equipo de Pastoral Penitenciaria quisiera dar las gracias a Dios por la invitación que nos hizo Mons. Arturo. A partir de entonces, en equipo, estamos yendo a Juan Soler: Mons. Arturo, Rubén, Cristina, César, Yanet, Rubén (su esposo), Lourdes y Noemí. No fue fácil al principio, porque debíamos pasar por la serie de revisiones habituales en esos casos, pero ahora ya cumplimos cuatro años de servicio. Este año hemos tenido un gran apoyo en Nadia Colacho subdirectora técnica. Vamos los jueves de 18 a 19 horas, es poco el tiempo que tenemos para llevar el mensaje a las aproximadamente 20 personas que se congregan. Lo bueno, es que participan diversas edades y procedencias, y aunque no siempre van todos, comúnmente se integra alguien más.

Muchas cosas lindas sucedieron este año, entre ellas les cuento una historia que nos conmovió a todos: Un muchacho llegó un jueves y nos dijo que daba gracias a Dios por estar en Juan Soler. Hasta pocas horas antes y desde hacía varios meses estuvo en un celdario. Visiblemente emocionado nos contó: – Era miércoles ya muy tarde de la noche. ¡En un momento me puse de rodillas y comencé a rezar, Señor sácame de aquí… no puedo más! – Y prosiguió – No soy un creyente, mis padres iban a misa a diario, siempre Dios estaba en boca de mi familia, pero en la mía no. Me había olvidado de Dios, yo había optado por otras cosas… pero ahora estaba desesperado… A la mañana siguiente me llaman: “apróntate” porque hoy te trasladamos. – Luego nos dijo – Sólo Dios, sólo él pudo darme esta oportunidad. En cuanto llegué a San José lo primero que le dije a Nadia fue: ¿Acá viene la Iglesia Católica?… ¡Hoy estoy aquí para dar gracias a Dios!… y a ustedes, porque traen la Iglesia hacia nosotros, a nuestra institución de reclusión.

En estas fechas tan queridas de la Navidad, este testimonio y tantos otros recibidos, me hacen reconocer al Niño Jesús palpitando en todos los corazones.