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Mons. Antúnez: “Vamos a pedir la gracia, de vivir la vida en clave resucitada, unidos al Señor y hacer experiencia de los signos del Resucitado para descubrirlos y para manifestarlos a los demás”

Compartimos la reflexión de Mons. Fabián Antúnez SJ, Obispo de la Diócesis de San José de Mayo, en este Domingo 6 de noviembre de 2022 (XXXII Domingo del tiempo durante el año), en el programa “Momento de reflexión” de Radio 41 AM 1360.

Un saludo muy grande para toda la audiencia. Tanto en la primera lectura tomada del libro de los Macabeos como en el Evangelio de este Domingo, se nos relatan el hecho de la importancia, la centralidad de la resurrección del Señor y de vivir nuestra vida con confianza en que Dios resucitará nuestros cuerpos mortales y frágiles, si vivimos con honestidad la conciencia, si vivimos en el amor, si vivimos dando respuesta a los llamados profundos que el Señor hace a nuestra interioridad.

Esa es la historia de estos siete hermanos y su madre en la lectura del libro de los Macabeos, que son presionados por el rey Antíoco a abandonar su fe y sus tradiciones, y ellos prefieren entregar la vida, darla, donarla, sabiendo con confianza de que Dios la resucita antes que antes que trasgredir la propia conciencia. La fidelidad al valor de la ley. Quizás podemos preguntarnos dentro de nuestra escala y jerarquía de valores ¿qué priorizamos? ¿Qué consideramos no negociables? ¿Qué es para nosotros un valor fundamental que queremos respetar? En una cultura de tanta laxitud, de tanto relativismo, de tantos acuerdos que muchas veces no responden a la fidelidad interior, a los llamados, el testimonio de estos hermanos es una fuente muy interpela ahora para cada uno de nosotros.

Y en el Evangelio se nos coloca la situación de los saduceos, que quieren poner a prueba a Jesús en el dato de la resurrección. En definitiva, buscan tenderle una trampa. Y el Señor, una vez más, no se deja captar el corazón. Se nos dice que en el Reino de los cielos las relaciones humanas serán distintas, yacerán unas relaciones en el amor, donde, en definitiva, no existirá más el tiempo y el espacio y las coordenadas serán eternas. Pero se trata ya desde ahora, de ir viviendo la vida como resucitados, ir viviendo la vida en clave de eternidad, con los pies muy enraizados en esta realidad de lo que nos toca, pero con el corazón puesto en nuestro destino, que es eterno, de encontrarnos con el Señor.

Para cada uno de nosotros. El Resucitado tiene una pedagogía particular, especial. Quizás la pregunta es ¿qué detalle necesito del Resucitado para creer, para creerle? Porque el Resucitado se manifiesta en sus signos, pequeños signos en medio de la cultura de muerte, donde a veces no lo percibimos por falta de una adecuada mirada y por tener el corazón encadenado a las tristezas, a las frustraciones, a los fracasos, a la noche oscura de la fe, en definitiva. Para cada una de las personas a las que se le fue apareciendo, el Resucitado tuvo una pedagogía particular: a María Magdalena la nombró con ternura, a Juan el contemplativo le dejó la piedra corrida y la sobreabundancia de la pesca, a Pedro les dejó en su lentitud el sudario doblado y los lienzos, y lo invitó a participar de la pesca y a sanar su corazón en el amor a sus traiciones, a los discípulos de Emaús les fue encendiendo el corazón, caminando junto a ellos. Con Tomás, el escéptico, tuvo que redoblar los gestos y finalmente lo invita a meter sus manos en el costado abierto y en las heridas de sus manos curadas. ¿Por dónde se me filtra en mi vida la desesperanza, el escepticismo? ¿Qué necesito de detalle del Señor para vivir la vida en clave de resurrección?

Vamos a pedir esta gracia porque el mundo tiene necesidad de que vivamos la vida en clave de resurrección. Pronzato, hace hablar a un hombre no cristiano y le dice: ‘Tengo necesidad de tu alegría. El servicio más grande que espero de ti es la alegría. Tengo necesidad de la alegría de una persona que se ha jugado la vida por el Señor. Me interesa. Tengo que descubrirla. Necesito conocerla. No la escondas, por favor, no la enmascare. Muéstrame a Dios con tu alegría. Me urge descubrir lo que sucede cuando Dios llena completamente una vida humana. Pido a tu alegría los signos de la presencia de Dios en tu existencia’

Vamos a pedir la gracia, entonces, a la luz de estos textos de vivir la vida en clave resucitada, de vivir la vida unidos al Señor y hacer experiencia de los signos del Resucitado para descubrirlos y para también manifestarlos a los demás. Y que el Señor nos bendiga. El que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.