Home»NOTICIAS»Mons. Antúnez: “Pidamos al Espíritu Santo vaciarnos de nosotros mismos, de que el Señor nos limpie la mirada y el corazón para discernir bien cómo hoy está actuando en medio nuestro y ser colaboradores todos de su misión”

Mons. Antúnez: “Pidamos al Espíritu Santo vaciarnos de nosotros mismos, de que el Señor nos limpie la mirada y el corazón para discernir bien cómo hoy está actuando en medio nuestro y ser colaboradores todos de su misión”

Compartimos la reflexión de Mons. Fabián Antúnez SJ, obispo de la Diócesis de San José de Mayo, compartida en el programa “Momento de reflexión” (Radio 41 AM 1360) y en Radio María Uruguay, junto a los “Mensajes dominicales” de los Obispos del Uruguay, de este Domingo 9 de junio de 2024 (X Domingo del tiempo durante el año)

Algunas imágenes que nos pueden ayudar en este Domingo. La primera tomada de la primera lectura como el hombre y mujer creados para la relación personal con Dios y entre ellos, para vivir en la complementariedad en el amor, experimentan esta fisura que constituye el pecado y se esconden de Dios. Si quizás vivís en tu vida culpabilidades, zonas que te están costando aceptar, te están costando integrar en tu propia vida. Te invito a que hoy vuelvas al Señor, poder redescubrir una imagen de Dios que es misericordia. ¿Dónde estás? Le pregunta el Señor a Adán, hoy te traslado esa pregunta a ti ¿Dónde estás? ¿Estás escondido? ¿Estás huyendo o te animas a abrir tus zonas de sombra a Dios para que las perdone, las abrace, las reconcilie, las sane?

Quizás muchas veces esta imagen de Dios culpabilizador o autoexigente nos impide presentarle nuestras zonas de sombra, y ocurre que depositamos en otros nuestras responsabilidades. Adán dice es la mujer la que me tentó, la mujer dice es la serpiente. Y así, en definitiva, en esta sociedad vamos descargando las culpabilidades en otros, en lugar de abrirlas a Dios para que Él las pueda perdonar, sanar y hacer incluso de nuestros errores, caídas, debilidades, una ocasión de aprendizaje. Primer desafío entonces abrir el corazón, ponernos de cara a Dios, no huir de Él, dejar que su amor nos abrace y nos perdone.

La segunda lectura dice que el hombre exterior, es decir, todos, vamos experimentando pasividades. Quizás tú que me escuchas, estás sintiendo el paso de los años, las dificultades para caminar o alguna otra dolencia. Y dice bueno, lo importante es que el hombre interior crezca. ¿Qué estás haciendo para tu crecimiento espiritual? ¿Alguna lectura que te ayude? ¿Alguna reflexión? El rezo de las devociones? ¿Algún acto de caridad para con los demás? La vida es muy pasajera, se nos va de la mano y lo importante entonces es colocar nuestro tesoro en el cielo y trabajar el hombre y mujer interior en cada uno de nosotros, que no es fácil en esta cultura donde muchas veces vivimos para lo externo, vivimos para realizar un montón de cosas, pero nos olvidamos del ser, o sea, nos olvidamos de construir nuestra interioridad. Hoy Jesús quiere entablar una relación personal contigo y ayudarte a crecer por dentro.

Del Evangelio, Jesús experimenta dos cuestionamientos uno, el de su propia familia, no ha dejado los lazos familiares, ha iniciado el camino vocacional de la misión que el Padre le da sentir y sus familiares lo buscan, quieren retenerlo, quieren atraparlo para sí, Él ha sido creado para la experiencia del encuentro y lo apasiona la misión. Sus familiares lo tratan de alguna manera como un poseído, como alguien que en definitiva ha perdido el juicio. Primera trampa que experimenta Jesús. La segunda es la de los escribas, los hombres religiosos de su tiempo dicen que él cura no por el poder de Dios, sino justamente por lo antagónico por el poder del mal. Este es el pecado, dice Jesús que no será perdonado, y ojalá que Él nos libere nuestro corazón de esta mirada que es una mirada tramposa. Cuando vemos el bien, cuando vemos la belleza, cuando vemos el amor en nuestro corazón, muchas veces en lugar de alegrarse en el bien que se va realizando, se entristece. Es paradójico esto, pero sucede.

Y Jesús dice cuidado de aquellos que sienten envidia o que juzgan cuando otro está haciendo el bien. Porque esto es ir contra el Espíritu Santo, que es creatividad, que es transformación en el amor, que es renovación de las cosas. Esta mirada, la de los escribas que juzgan que Jesús actúa por el poder de Belcebú, es decir, el príncipe de los demonios, es el único pecado, dice que no será perdonado, este que va contra el Espíritu Santo. Ojalá que no pongamos trabas al actuar del Espíritu Santo, que no le pongamos limitaciones, que no nos entristezcamos por el bien que otros hacen por el Reino de Dios. Es de pequeñez, de juicios, de fondo esconde una hipocresía, envidias, celos. Que el Señor nos libere de esos sentimientos que no vienen de Él.

Con respecto a su familia. Jesús responde que su madre y sus hermanos son quienes realizan la Palabra de Dios, la viven en lo profundo de sus corazones y lejos de esto significar una crítica a su madre, habla de que su madre fue verdaderamente la totalmente abierta al Espíritu Santo. Y Jesús nos habla de entablar nuevos vínculos familiares no fundados en la carne, sino en el Espíritu. Vínculos que no encadenen, vínculos que no encorsetan la libertad, vínculos que no aten la posibilidad del llamado a cumplir cada uno la propia misión.

Vamos a pedir entonces esto, discernir dice si alguien mantiene su casa vigilante de su corazón vigilado, no van a poder, por lo menos con tanta facilidad, entrar las tentaciones que vienen de fuera. Si uno no se conoce, no se trabaja, no se analiza, no vigila el propio corazón va a ser guiado por otros espíritus que no son el Espíritu Santo. Pidamos entonces en este día, esta actitud de apertura al Espíritu Santo, de vaciarnos de nosotros mismos, de que el Señor nos limpie la mirada y el corazón para discernir bien cómo hoy está actuando en medio nuestro y ser colaboradores todos de su misión. Que así sea.