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[VOCACIONES NUESTRAS PARA EL MUNDO] Marcos Sellanes

MARCOS SELLANES | Familia Myriam. Canadá

En el mes de junio en Uruguay se celebra el MES VOCACIONAL, promovido por el Departamento de Vocaciones y Ministerios de la Conferencia Episcopal del Uruguay (DEVYM) a rezar este mes por las vocaciones sacerdotales, religiosas y laicos comprometidos con la misión de la Iglesia.

Además de las vocaciones consagradas en nuestra Diócesis, de las cuales damos gracias a Dios, hay algunos religiosos oriundos de San José “vocaciones de acá” que se encuentran de misión en diferentes partes del mundo.

En este Mes Vocacional, queremos presentarlos y acercarnos a la tarea que realizan.

Compartimos el testimonio de Marcos Sellanes, aspirante a religioso de la Familia Myriam Belén (Famille Myriam Beth’Lehem) comunidad religiosa católica mixta fundada por la Hermana Jeanne Bizier en 1978 para responder a las orientaciones del Concilio Vaticano II. Su casa madre se encuentra en Baie-Comeau, Quebec , Canadá, donde actualmente reside Marcos desde 2016 y desde allí nos comparte su testimonio vocacional. El 15 de setiembre de 2006, Mons. Pierre Morissette (obispo de la diócesis de Baie-Comeau en Quebec) la reconoció canónicamente como Asociación de Fieles. Ahora la Familia Myriam espera ser reconocida como un Instituto de Vida Consagrada de Derecho Pontificio. En la actualidad tiene catorce casas en seis países diferentes, entre ellos una casa en nuestra Diócesis de San José de Mayo (Uruguay), en la ciudad de Rodríguez, denominada “Cenáculo de Alianza” fundada en 2006 .


MARCOS SELLANES
Hola me llamo Marcos Sellanes, nací el 4 de octubre de 1995 en San José de Mayo y fui bautizado el 24 de marzo de 1996 en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de la entonces Villa Rodríguez. Mi padre se llama Mario Sellanes, 75 años oriundo de la zona de la Capilla de Cagancha, mi madre María Núñez 61 años de Sarandí del Yi, mi hermana Paola 39 nacida en Las Piedras, y mi hermano Eloy 38 años nacido en Montevideo.

Los tres hijos fuimos bautizados de bebé y enviados a la catequesis en preparación de nuestra primera comunión, pero no éramos una familia que frecuentaba la iglesia.

SU PRIMER ENCUENTRO CON LA FAMILIA MYRIAM

Conocí la Familia Myriam Belén en marzo de 2007 cuando organizaron para el Viernes Santo una representación de la Pasión del Señor desde la Última Cena hasta la Crucifixión con la participación de los niños de la catequesis y del Club de Niños Nazaret. En ese primer encuentro con la Familia Myriam me pidieron de representar Jesús, lo que fue una alegría y un desafío. Tenía 11 años. En el momento de la crucifixión, me vinieron estas preguntas: ¿quién es este hombre que sufre tanto por mí? ¿por qué morir así?… Desde entonces sentí a Jesús como un amigo cercano que aprenderé a conocer poco a poco.

Ese mismo año, comencé a ser monaguillo en mi Parroquia, pasé por una grave enfermedad, que me llevó a estar internado en el Hospital Pereira Rosell unos 15 días. Fue un tiempo de búsqueda de apoyo de mis padres en la Familia Myriam y nuestra amistad se fortaleció cada vez más. En octubre recibí mi primera comunión y en noviembre mis padres se casaron por Iglesia después de 28 años de matrimonio civil.

Pasé mi adolescencia con la Familia Myriam encontrándome en mi casa cada vez que iba al Cenáculo Myriam de la Alianza. Ahí encontré lo que llamaba de adolescente, mi segunda familia, que es hoy mi familia espiritual, compartiendo la alegría de la fe y el deseo de Comunión.

Comencé a ayudar con la catequesis y fui confirmado por Mons. Arturo Fajardo el 15 de agosto de 2012. En ese año comencé a participar de la actividades que organizaba la Pastoral Juvenil. En 2013 fui a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Río de Janeiro, la suma de esas experiencias me mostró la fuerza joven de la Iglesia y me dieron mucha esperanza.

LA VOCACIÓN RELIGIOSA
Mi vocación se va confirmando de a poco. Desde niño sentí un interés por la educación, el magisterio primero y el profesorado después. Terminando el liceo, me vinieron muchas preguntas sobre qué dirección tomar, porque tenía muchas buenas opciones adelante. Mi primera decisión fue de elegir ser feliz en el momento presente, y confié que, si Dios me amaba como mi padre, Él se ocuparía de ofrecerme lo necesario para mi bien.

Acompañado por la Hna. Susana (Blanchard) desde mis 11 años, con la ayuda mi párroco el P. Gustavo Rebón, la Pastoral Juvenil, Mons. Arturo y otras instancias de Iglesia, fui afirmando mi fe y el Señor se hizo Providencia.

En 2015 pude viajar dos veces a Canadá para encontrar la Familia Myriam y nuestra fundadora la Hna. Jeanne Bizier (95 años). La misma alegría, fuerza de ser orientada hacia el deseo de la santidad con una gran sencillez, arraigada en una vida de oración, servicio y ofrenda me confirmaron, pues todo esto no lo vivía exteriormente, sino que ya lo llevaba en el corazón.

Encontrarme con la Familia Myriam fue encontrarme conmigo mismo. Por eso a pesar de estar en la otra punta del continente, estoy en casa. En octubre de 2016 llegué para comenzar mi formación de aspirante.