Mons. Antúnez: “Pensemos que tenemos para dar, que tenemos para ofrendar, que tenemos para entregar nuestra Madre, la Virgen de los Treinta y Tres”
Compartimos la reflexión de Mons. Fabián Antúnez SJ, obispo de la Diócesis de San José de Mayo, compartida en “Palabras de vida” (Puerto de Encuentro) a través de la plataforma de Visión Ciudadana, el espacio “Momento de reflexión”en Radio 41 AM 1360 y en Radio María Uruguay, junto a los “Mensajes dominicales” de los Obispos del Uruguay, de este Domingo 10 de noviembre de 2024 (XXXII Domingo del tiempo durante el año)
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 12, 38-44
Jesús enseñaba a la multitud:
«Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad».
Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
Entonces Él llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir». Palabra del Señor.
Un saludo muy grande para toda la audiencia desde esta casa de Retiros Jesús Buen Pastor, donde estamos reunidos como Conferencia Episcopal del Uruguay en las cercanías de la Fiesta de Nuestra Madre, la Virgen Nuestra Señora, la Patrona del Uruguay, la Virgen de los Treinta y Tres Orientales.
Queremos poner las intenciones de cada uno de nosotros en el corazón de Nuestra Madre, para que ella nos ponga cerca de su Hijo Jesús. Lo hacemos en el deseo de tender puentes, de cuidar el alma de nuestra nación. En estas cercanías también de otro momento electoral en el que decidiremos el futuro de nuestra patria. Lo hacemos colocando en el corazón de nuestra Madre y en sus manos los mejores deseos, el bien común, el cuidado de los niños, la protección de los ancianos, el bienestar de la familia, el deseo de trabajo, la acogida de tantísima gente que ha encontrado en nuestra nación techo, pan, trabajo.
Traemos también las intenciones de tantas personas de distintas diócesis que se acercarán este Domingo al Santuario de nuestra Madre, la Virgen. Lo hacen buscando en ella cobijo, cariño, ternura de madre. Traemos las mejores intenciones del corazón de todos. En el evangelio de este domingo, el Señor Jesús mira el fondo del corazón, no mira las apariencias y ve como en la ofrenda de la pobre viuda, en realidad ella pone el todo, el todo de lo que tiene para vivir. No maquilla su esperanza, no maquilla su confianza, la pone en Dios, no se guarda nada y por eso el Señor la elogia. Sabe que Dios es providente. Sabe Dios que Dios es Padre, que cuidará de ella en el hoy y en el mañana.
¿Dónde está nuestro tesoro? ¿En quién ponemos nuestra esperanza? ¿En qué ponemos nuestra confianza? Vamos a pedirle a la Virgen Santísima ser como esta pobre viuda que lo da todo, que lo dona todo, que lo entrega todo, sabiendo que Dios no se deja ganar en generosidad. Que allí donde está nuestro tesoro está nuestro corazón. Y que podamos poner nuestro tesoro en el Señor. Podamos en la vida dejar huellas y ambicionar los bienes eternos, aquellos donde la polilla no llega, donde no se corrompen, donde son para siempre. Pensemos que tenemos para dar, que tenemos para ofrendar, que tenemos para entregar nuestra Madre, la Virgen Santísima.
Quiero hoy bendecir nuestros corazones, bendecir nuestras entregas. Que nuestra Madre, la Virgen Santísima, nos ayude a ser generosos y confiados en el Amor del Padre. Y que el Señor nos bendiga. El que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.