Home»NOTICIAS»[CARTA PASTORAL] “Effatá, ábrete”, desafío de la reconfiguración pastoral del Obispo de San José de Mayo, Mons. Arturo Fajardo

[CARTA PASTORAL] “Effatá, ábrete”, desafío de la reconfiguración pastoral del Obispo de San José de Mayo, Mons. Arturo Fajardo

Hoy miércoles 6 de marzo de 2019, Miércoles de Ceniza, día en que el Calendario Litúrgico marca el comienzo de la Cuaresma (preparación a la Pascua), el Obispo de San José de Mayo ha presentado una nueva Carta Pastoral, se trata de un documento de 23 páginas, el cual ha sido elaborado, según el mismo Mons. Arturo Fajardo lo expresa, luego de haber cumplido 11 años de servicio como Obispo de esta iglesia particular. Mons. Arturo ha querido compartir este texto donde hace un repaso de las actividades de la Diócesis en estos años y lanza la propuesta pastoral de “poner todo en clave de misión”, proponiendo el concepto de “reconfiguración pastoral” para estos años. Una “Carta Pastoral” es una carta firmada por el Obispo, dirigida a la comunidad diocesana, conteniendo reflexiones pastorales.

Este documento de Mons. Fajardo está presentado en 8 partes. Incluye una introducción y varios títulos, tales como: una realidad que nos desafía, un texto del Evangelio para meditar, una imagen para contemplar. El encuentro con Jesucristo a `partir de la Palabra. La Iglesia tienda del encuentro. La Iglesia de San José y Flores: Pueblo de Dios en camino y anterior a la conclusión “poner todo al servicio de la misión”.

La propuesta de esta carta intenta “iniciar con la ayuda del Señor, procesos de conversión personal y pastoral, involucrando a toda la comunidad diocesana sin prisa y sin pausa”, expresa. “En esta carta deseo compartir alegrías y preocupaciones, y principalmente, iniciar juntos un tiempo de discernimiento”, que comienza en este tiempo de Cuaresma en preparación a la Pascua. “Todos estamos invitados a aportar desde nuestro carisma y nuestros dones”, invita el Obispo.

La carta lleva por título “Effatá”, una palabra dicha por Jesús en idioma “arameo”, que significa “ábrete”. Esta expresión fue pronunciada por el mismo Jesús al curar a un sordomudo.

INTRUDUCCIÓN
Al comienzo del texto Mons. Fajardo agradece a los que trabajan al “servicio del Evangelio” y “a todos aquellos con quienes, sin compartir la fe, nos esforzamos en la construcción de nuestra sociedad”, expresa en la Introducción de esta Carta Pastoral.

Varias preguntas desafían al Obispo en el inicio de su carta: “¿Cómo evangelizar?, ¿cómo llevar al encuentro con Cristo?, ¿cómo hacer la misión?, ¿cómo iniciar en la vida cristiana?, ¿cómo comunicar la gracia, la alegría, la fascinación del encuentro con Cristo a tantos hermanos nuestros?” reconociendo que los recursos materiales y humanos son limitados pero debemos encontrar “la forma de saciar el hambre de pan y de sentido de todos los que vivimos en el desierto humano, que muchas veces es lugar de sin sentido, de soledad, de tristeza, de injusticia y de violencia”, expresa con preocupación.

Cuando inició su ministerio en esta Diócesis, el Obispo propuso tres verbos que intentaron animar el proyecto evangelizador fue en 2008 en su primera Carta Pastoral: “Revisar, Reencantar y Reencauzar”. A estas palabras, que siempre son actuales, el Obispo agrega que “siempre debemos reencantarnos con el Señor, salir de Emaús, la cotidianeidad gris, el “siempre se hizo así”, expresa.

El texto propone “un camino posible para reencauzar, encontrar un cauce común en la línea de la conversión pastoral, una vuelta a lo esencial, tratando de purificar aquellas estructuras que son caducas. Se trata de reconfigurar la vida diocesana con sus riquezas y fragilidades para poner todo al servicio de la misión”, en continuidad del proyecto de la Misión Diocesana, inspirado en las Santas Misiones Populares. “La Iglesia existe para la misión, más aún, la Iglesia no tiene una misión, sino que la misión tiene una Iglesia”, manifiesta Mons. Arturo en relación con la “razón de ser de la Iglesia” que es la misión.

UNA REALIDAD QUE NOS DESAFÍA
En este tramo de la Carta, el Obispo de la Diócesis de San José de Mayo, reflexiona sobre la realidad en la que estamos insertos, en especial centrando su reflexión en el documento que presentaron en abril de 2018 los Obispos del Uruguay titulado: “Construyendo puentes de fraternidad en una sociedad fragmentada”, que describe la situación social del país. “El material fue elaborado como un aporte a la reflexión, no solo eclesial, sino de la población en general, con una repercusión, en general, positiva”, a la que añade una transcripción de un extracto de este documento e invita a releer.

UN TEXTO PARA MEDITAR, UNA IMAGEN PARA CONTEMPLAR
Bajo este título, Mons. Fajardo propone “meditar” sobre un texto bíblico y “contemplar” la imagen que se describe, que fue interpretada en la imagen que acompaña la tapa del documento, diseño del artista plástico Michel Prince. El texto bíblico elegido es el de Marcos 7, capítulos 31 al 37, donde se narra la curación de Jesús a un sordomudo. Para poder “leerlo y releerlo” el Obispo propone el método de la Lectio Divina, una herramienta que se ha usado estos últimos años en nuestra Diócesis.

Citando la Exhortación Apostólica post sinodal de Benedicto XVI Verbum Domini, sobre la Palabra de Dios, el Obispo escribe que “… la Iglesia vive de la Palabra, ‘se funda sobre la Palabra de Dios, nace y vive de ella’. La renovación, la conversión, debe partir de la Palabra de Cristo leída a la luz de la tradición de la Iglesia, “todo parte del encuentro con el Señor, ‘No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona’”.

EL ENCUENTRO CON JESUCRISTO A PARTIR DE LA PALABRA
En el análisis de este texto del Evangelio el Obispo se detiene en tres gestos de este “relato de curación” de Jesús, “primero el tocar las orejas y la lengua del enfermo, el segundo la mirada que se dirige al cielo, y, por último, la expresión en voz alta: “Effatá”.

Sobre el término “Effatá”, el texto relata su origen del idioma arameo, “la lengua que hablaba Jesús” y se puede traducir como “¡Ábrete!”. “Jesús abre algo más que los oídos de este enfermo, abre su corazón. El Señor viene a abrir nuestros corazones”, escribe el Obispo y cita a Benedicto XVI que en un Ángelus hizo una reflexión sobre este texto (Ángelus. 9 de setiembre de 2012) “«Effatá» —«ábrete»— resume en sí toda la misión de Cristo. Él se hizo hombre para que el hombre, que por el pecado se volvió interiormente sordo y mudo, sea capaz de escuchar la voz de Dios, la voz del Amor que habla a su corazón, y de esta manera aprenda a su vez a hablar el lenguaje del amor, a comunicarse con Dios y con los demás”.

LA IGLESIA TIENDA DEL ENCUENTRO
“Como Iglesia también somos enviados a curar, a tocar los dolores y las enfermedades, estando cerca de los que sufren no solo corporalmente, sino de los que han perdido la alegría o necesitan el abrazo de un hermano, ese gesto tan sanador”, tarea que involucra a los ministros ordenados, a todos los fieles ”cada uno en su campo de acción”, incluyendo a aquellas personas ancianas y enfermas que “ya no sienten que la fuerza les alcance para la misión, pueden sostener a otros con su oración”, incluye el Obispo.

“La Iglesia, constituida por miembros frágiles, debe confiar siempre en la cercanía de Dios que está dispuesto a sanarla cada vez que lo necesite”, agrega.

La cercanía de Dios en la celebración de los Sacramentos
En los Evangelios se narran diferentes episodios de curaciones por parte de Jesús, donde “toca” a quienes necesitan ser sanados, “Jesús tocaba a los que quería comunicar su fuerza salvadora”. Tocó al sordomudo, al leproso (Mt 8, 3), a los ciegos (Mt 9, 29), impuso las manos a los niños y los abrazó (Mc 10,13). A la suegra de Pedro “le tocó la mano y la fiebre la dejó” (Mt 8, 15). A la niña del jefe de la sinagoga “le tomó de la mano y ésta se levantó” (Mt 9, 25), entre otros relatos. “Ahora la Iglesia, con sus Sacramentos, continúa esa acción de Cristo con el mismo lenguaje de cercanía corporal”, expresa el Obispo sobre la actualidad de ese gesto de “tocar” de Jesús.

El rito del “Effatá” es uno de los signos utilizado en el Bautismo de los nuevos cristianos, en el que el ministro toca con el dedo los oídos y la boca del bautizado y dice: “El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos, te permita, muy pronto, escuchar su Palabra y profesar la fe para gloria y alabanza de Dios Padre”.

“Un cristiano ha de tener abiertos los oídos para escuchar y los labios para hablar”, dice el Obispo y pone de ejemplo una vieja enseñanza hebrea “midrash”, que ha citado en otras oportunidades y que expresa “…que Dios nos regaló dos oídos y una boca para poder escuchar el doble de lo que hablamos”, expresa, como la forma de “descubrir a la Jesús en el rostro del hermano”, al que piensa diferente ahí “… el Señor habrá obrado el milagro cuando escuchemos incluso a los que no nos quieren y, estando de acuerdo o no con lo que nos dicen, podamos respetarlos, dialogar y descubrir en ellos la presencia de un Dios cercano que nos invita a estar unidos”, invita el Obispo.

En esta dinámica de diálogo y tolerancia, el Obispo pone el ejemplo el gesto del “saludo de paz” en la celebración de la Santa Misa, “antes de ir a comulgar, el darnos el saludo de la paz con los que tenemos al lado, es un ejercicio de fraternidad”, en ese momento saludamos sin importarnos la simpatía o antipatía, lo cercanos o no que estemos.

“¿Quiénes somos nosotros para hacer discriminaciones humillantes?”, se pregunta, “la Eucaristía es Sacramento de unidad y de caridad, es el culmen de la vida de la Iglesia”, concluye citando una expresión de la Carta Encíclica de Benedicto XVI “Deus Caritas Est” sobre el amor cristiano.

LA IGLESIA DE SAN JOSÉ Y FLORES: PUEBLO DE DIOS EN CAMINO
En este capítulo de la Carta, Mons. Arturo hace un repaso de la historia de la Diócesis “Pueblo de Dios en camino”, que inició en el año 1955 que por mandato de Pío XII donde se crea esta Diócesis y en 1956 recibe a Mons. Luis Baccino, primer Obispo de esta Diócesis, desprendiéndose de la Arquidiócesis de Montevideo.

Mirando la historia de esta Diócesis el Obispo cita al Papa Francisco, cuando se dirigía a un grupo de docentes de historia, les decía “…no debemos mirar el pasado añorando glorias o criticando errores. Debemos contemplar con corazón agradecido, ya que, por esa comunidad viva aquí en nuestros departamentos, en nuestro país, hemos recibido el don de la fe. Aprendemos de los aciertos y también de los errores. Somos producto de la historia y a la vez constructores de la misma” escribía el Papa Francisco.

“Cada uno recuerda con cariño a aquellos por quienes recibió la fe, familiares, catequistas, sacerdotes, religiosos y religiosas. Pero también como Iglesia debemos contemplar nuestra historia diocesana, que con 60 años ha dado pasos y ha crecido como familia”, recuerda el Obispo y va repasando los aspectos relevantes de cada uno de estos períodos de los Obispos diocesanos que pastorearon esta Diócesis: Mons. Luis Baccino (1957-1975), Mons. Herbé Seijas (1975-1983) y Mons. Pablo Galimberti (1984-2006).

“En estos últimos años, seguimos juntos construyendo nuestra historia, revisando, reencantando y reencauzando nuestra vida pastoral y comunitaria. Tratamos de crecer como Iglesia misionera, compartiendo con nuestros vecinos la alegría que nos da la presencia del Señor en nuestras vidas. Ahora, como Iglesia que siempre precisa de restauraciones y arreglos, en el camino que vamos haciendo, nos planteamos el desafío de pensar una “Reconfiguración Pastoral”, afirma el Obispo.

PONER TODO AL SERVICIO DE LA MISIÓN
Hay varias acepciones del término “reconfiguración” que el Obispo cita y hace hincapié en el profundo sentido de esta expresión para los cristianos “hablar de configuración expresa una realidad importante, un vínculo de unión con Cristo en el que desde el Bautismo somos imagen suya. Hablar de reconfiguración pastoral es poner a Cristo en el centro de nuestra vida y de nuestras actividades. Configurarnos con Él, conformarnos con Él, tomar su figura, tomar su forma, elegir su estilo”, señala.

La finalidad de la reconfiguración pastoral es poner todo lo que somos y tenemos al servicio de la misión. El Papa Francisco lo ha expresado en su Carta Evangelii Gaudium “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad”[1].

Luego, Mons. Arturo señala algunas “intuiciones para la reconfiguración pastoral”

  • Citando al Papa Francisco en la EG (Evangelii Gaudium) dice: “La Iglesia no crece por proselitismo sino ‘por atracción’”.
  • El Papa San Pablo IV en Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi expresó: “Evangelizar siempre es una “dulce y confortadora alegría”. Es compartir con los que nos rodean que hay alguien con nosotros que le puso sabor a nuestras vidas, que nos regala alegría aún en las dificultades cotidianas y nos anima a salir al servicio de los que nos necesitan. Pero no siempre es fácil expresarlo.
  • En la comunidad eclesial tenemos distintas actividades que tratan de ser evangelizadoras, pero, como todo, deben actualizarse, ponerse al día, recibir aire que las renueve. Incluso encontrar nuevos lenguajes que todos puedan entender. Es bueno, por lo tanto, que nos preguntemos: ¿Cómo hacer mejor lo que hacemos? ¿Cómo animar a otros a conocer a Jesús? ¿Cómo ayudarlos a iniciarse en un camino de fe? ¿Cómo gestar la comunidad cristiana?
  • La Iglesia ejerce la misión profética mediante el anuncio misionero, la catequesis, la educación católica, la pastoral juvenil, etc. Todos evangelizando a todos, ese debería ser nuestro norte.

Mons. Arturo Fajardo expresa algunas dificultades en la “experiencia de la Misión Diocesana, inspirada en las Santas Misiones Populares, proyecto pastoral que marcó la vida diocesana desde 2014 al 2018 y destaca la experiencia misionera en nuestra Diócesis de varios grupos de jóvenes y adultos que “han querido ayudarnos”. “Nos proponemos, como fruto de este tiempo, formar un equipo diocesano que anime la actividad misionera y que nos ayude a que todas nuestras actividades pastorales tengan “sabor a misión”, señala el Obispo.

En otro pasaje de la Carta enumera algunas realidades de evangelización en nuestra Diócesis, algunos desafíos y propuestas. “Los invito a valorar todas las instancias de encuentro celebrativas y de formación, estas enriquecen nuestras experiencias comunitarias”, expresa.

  • MEDIOS DE COMUNICACIÓN: Para el “primer anuncio”, se debe apostar a un buen y adecuado uso de los medios de comunicación. Las redes sociales, a las que el Obispo expresa que utilizadas positivamente “constituyen un espacio en el que tanto adultos como jóvenes canalizan muchas de sus búsquedas y formas de relación”.
  • CATEQUESIS. “Es un desafío recrear un equipo diocesano que se preocupe de la formación inicial y permanente de los catequistas, dando a la catequesis un carácter discipular”, el Obispo señala que es necesario pensar una catequesis que no sea solamente para recibir los Sacramentos sino para integrarse a la comunidad cristiana.
  • EDUCACIÓN. Es una riqueza la presencia de educadores católicos en los centros de educación de gestión pública y de educación no formal. Los centros educativos católicos son también lugar de evangelización. La pastoral educativa tiene el desafío de acompañar, animar y generar insumos, para que también en estos ámbitos puedan ser sal y luz, fermento en la masa.
  • PASTORAL JUVENIL. Será necesario coordinar con la pastoral vocacional y empapar toda la actividad pastoral con una cultura vocacional, valorando la diversidad de vocaciones que existen en la Iglesia.
  • VOCACIONES. Nos alegra el surgimiento de vocaciones sacerdotales, diaconales, religiosas y de laicos que se comprometen en los distintos ministerios y servicios, pero también nos desafía cómo acompañar las nuevas vocaciones en el tiempo desafiante y complejo que vivimos.
  • SERVICIO SOCIAL. En nuestras comunidades hay, en este ámbito, mucha riqueza que debemos reconocer y agradecer. Algunos servicios se prestan en convenio con el Estado (dos CAIF, dos Club de Niños, un Hogar para Niños tiempo completo), gestionados por la Diócesis. En estos se atienden las necesidades de muchos niños y se colabora con muchas familias. Hay policlínicas barriales, comedores, merenderos, atención a familias en contexto critico a través de “Cáritas”, “San Vicente”, grupos de pastoral social, etc. Hay hermanos que visitan hogares de ancianos y enfermos. Se acompaña a las personas privadas de libertad, también a las familias que han perdido seres queridos, etc.

“Quiero agradecer el trabajo de tantos, el esfuerzo y la oración de muchos hermanos que hacen posible todas estas tareas y muchas otras que quedan en el silencio del amor que se entrega con generosidad”, reconoce el Obispo y pide que se puedan fortalecer los organismos de participación en cada parroquia, entre ellos los consejos pastorales parroquiales y económicos. A nivel diocesano funcionan el Consejo de Presbiterio (que reúne al Obispo diocesano junto a 5 sacerdotes), el Consejo Económico (que integra el Obispo, el ecónomo y un grupo de laicos) y el Consejo Pastoral Diocesano, con delegados de todas las 13 Parroquias y la Vicaría Pastoral, un órgano de animación importante para la Diócesis y “deberá ser una herramienta en este camino de la Reconfiguración Pastoral”.

“No alcanza con la existencia de los organismos pastorales, es imprescindible que estos constituyan verdaderos instrumentos de animación y coordinación”, expresa el Obispo y confía en una conversión personal y pastoral y advierte el peligro de tener altas expectativas “… que de por sí es bueno, pero que luego, ante plazos largos, falta de posibilidades o de resultados, pueden hacernos sentir defraudados”, reflexiona Mons. Arturo.

En esta comunicación el Obispo propone una actualización de los servicios diocesanos para que “se adapten de mejor manera a las realidades siempre cambiantes”, además de poder estudiar la readecuación de los límites parroquiales. En el mes de mayo de este año, “tendremos la alegría de ver nacer una nueva Parroquia, en la zona de Delta del Tigre, lugar de gran crecimiento demográfico, donde se necesitaba con urgencia una mayor presencia y atención pastoral”, anuncia el Obispo ante la constitución de una nueva Parroquia, la que desde 2009 es Cuasi-parroquia, que será constituida en la zona de Delta del Tigre.

CONCLUSIÓN
En su conclusión, Mons. Arturo expresa algunas posibles líneas de acción y propuestas, pero agrega que espera no “agotar todos los temas, sino enumerar algunas intuiciones que considero importantes y que constituyen un punto de partida”, e invita a poder hacer aportes y reflexiones sobre estos aspectos mencionados en la Carta.

Volviendo al texto del Evangelio de Marcos, el Obispo desea que “el Señor toque nuestros oídos y nuestra lengua, que toque a nuestra comunidad diocesana y la abra a una escucha más atenta de su Palabra, de los susurros y gritos de nuestra gente. ¡Dios nos invita a vivir la aventura de la fe!”, expresa con desafío. Con esta Carta Pastoral Mons. Arturo pretende “provocar, en el sentido fuerte de la palabra”. “El Señor siempre nos invita a volver a Él, sintámonos llamados a una conversión personal y pastoral. La pregunta que queda resonando es ¿cómo hacer mejor lo que hacemos?

Al final repasa algunos eventos que se desarrollarán en este tiempo. En 2019 el Papa Francisco propone para el mes de octubre un mes extraordinario misionero. En noviembre, como Iglesia uruguaya, nos consagraremos a la Santísima Virgen María, Nuestra Señora de los Treinta y Tres en su Santuario en Florida, preparándonos al V Congreso Eucarístico Nacional que se llevará a cabo en octubre del año 2020 en la Arquidiócesis de Montevideo.

En la última página de la Carta pastoral el Obispo propone rezar personal y comunitariamente una oración, que será distribuida en todas las comunidades.


carta pastoral_EFFATA_2019

 

BAJAR CARTA PASTORAL (PDF)