ESCUDO EPISCOPAL

arturo escudo

Escudo mantelado

En la punta, sobre campo de plata un cáliz con vino y un pan, ambos al natural. Se trata de la Eucaristía, fuente (la punta del campo en que se encuentra) y culmen (el borde cóncavo del escudo) de la vida de la Iglesia. Es en el encuentro con Jesús Eucaristía donde el obispo ha encontrado siempre la fuerza, la gracia y la alegría. En ella ha aprendido las dimensiones de la caridad concreta, la entrega y el servicio, así como la fraternidad y la cercanía con los hermanos. Está presente en su escudo porque espera que así siga siendo para él y para toda la Iglesia que peregrina en San José y Flores.

En la partición derecha, de gules, una “vara de San José” y una garlopa de carpintero; signos de San José, esposo de María y obrero, patrono y titular de la diócesis en la que el Obispo ha de servir como pastor. Coronando los signos antedichos hay una banderola con la frase “ITE AD IOSEPH” (“Id a José”), invitación confiada a acercarse al padre adoptivo de Jesús, que encuentran en el umbral de su entrada principal todos los visitantes de la Iglesia Catedral de San José de Mayo. Además de ser una expresión de la confianza del obispo en el Patrono de la diócesis, a cuya intercesión se encomienda e invita a todos sus hermanos a hacerlo; es también una invitación a sentir la Catedral como casa de todos.

El color rojo del fondo es signo del amor y el cuidado de San José por Jesús, el mismo con el que Mons. Fajardo desea ser custodio y servidor de Jesús presente en sus hermanos y hermanas de la Iglesia diocesana.

En la partición izquierda, se encuentra representado el manto de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre y protectora de todos los pueblos de América Latina. A María y a su cuidado y amor, confía Mons. Fajardo su Diócesis y su ministerio Episcopal.

Corona el escudo el cayado del “Buen Pastor”, que en la cruz da la vida por las ovejas; modelo de todo pastor y del amor semejante al suyo con que Jesús les pide a los obispos que le amen y apacienten a sus hermanos.

El escudo está timbrado por el sombrero verde que en la antigüedad utilizaban los obispos y se ha convertido en un signo que identifica este escudo como perteneciente a un obispo.