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Mons. Fajardo en la Ordenación de Alejandro Cruz: “Somos pedidos y elegidos”. “La tarea del sacerdote, es buscar, incluir y alegrarse”

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Mons. Galimberti y unas 1000 personas participaron de la celebración

Mediante la imposición de manos y la plegaria de ordenación, Mons. Arturo Fajardo, Obispo de San José de Mayo ordenó sacerdote en la tarde del sábado 10 de setiembre a Alejandro Cruz Garabelli de la Institución Dalmanutá.

La celebración se desarrolló en la Basílica Catedral de San José con la presencia de cerca de unas mil personas, que ocuparon la totalidad de los bancos del templo y muchos se encontraban de pie en las naves laterales.

La Santa Misa de ordenación contó con la presencia de Mons. Pablo Galimberti, obispo de Salto y por 22 años Obispo de San José de Mayo (1984-2006) e integrante de la Institución Dalmanutá. Numerosos sacerdotes se hicieron presentes, delegaciones de Argentina y Brasil donde la Institución se encuentra desarrollando su carisma.

La procesión de entrada ingresó por la “Puerta de la Misericordia” que fue inaugurada a pedido del Papa Francisco a finales del 2015 para celebrar el Jubileo Extraordinario de la Misericordia.

El P. Diego Pérez fue el encargado de presentar a Mons. Fajardo, quien presidía la ordenación, al diácono Alejandro Cruz Garabelli.

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HOMILÍA DEL OBISPO
El Obispo comenzó su homilía recordando una frase que Alejandro le había comentado en una de las charlas previas a la ordenación, “somos el Amor que Dios nos tiene”, “Dios solo puede amar. Querer a Dios quiere decir querer ser feliz, el Señor no nos pide nada y nos da todo”, comenzó diciendo el Obispo citando palabras del Papa emérito Benedicto XVI.

TODA VOCACIÓN ES PEDIDA POR EL SEÑOR Y ELEGIDA POR EL SEÑOR
“Toda la vocación es un don, como el cristianismo es un regalo inmerecido de la gracia de Dios”, enfatizó, indicando además que las vocaciones son pedidas por la comunidad a través de la oración”. Mons. Fajardo recordó que el mes de junio, está dedicado a rezar por las vocaciones en Uruguay y el Domingo del Buen Pastor, que todo el mundo reza por esta intención particular “toda vocación es pedida por el Señor y elegida por el Señor. Somos pedidos y elegidos”, señaló el Obispo.

Citando algunos pasajes del evangelio de Marcos, Mons. Fajardo expresó que en el evangelio se dice que el Señor “‘hizo doce’, la nueva creación de Dios, la iglesia. Por eso estamos edificados sobre esa llamada, sobre esa vocación, la palabra indica eso, somos el pueblo de los llamados, los convocados, los elegidos, sin méritos propios, la primacía de la gracia está dentro”, indicó Fajardo. “Formamos parte de esa Iglesia que es una, santa, católica y apostólica, fundada sobre los doce, que recibieron esa llamada del Señor y quiso que estuvieran con él para enviarlos”, expresó, en referencia a la construcción de la Iglesia que viene de la elección que Jesús hizo de sus discípulos, “somos piedras vivas, cada uno de nosotros, desde el Bautismo lo somos en la edificación de la Iglesia, fundada sobre la piedra angular que es Cristo”, recordó, “en esa profesión de fe somos miembros de la Iglesia que se realiza en una iglesia particular, con sus riquezas de carisma bajo la conducción del Obispo, que como sucesor de los apóstoles le corresponde el discernimiento de los carismas, los ministerio y vocaciones”, agregó.

DONDE NO HAY DIOS, TAMPOCO HAY HUMANIDAD
Mons. Fajardo se refirió en otro tramo de su homilía a los tiempos actuales, “Alejandro ha sido llamado en medio de este mundo, de esta humanidad rota a testimoniar a Cristo, la primacía de Dios sobre todas las cosas”, además reflexionó sobre el lema elegido por Alejandro Cruz: “la cruz es la fuerza de Dios”, una frase que tomó de la primera carta de san Pablo a los Corintios. “Donde no hay Dios, tampoco hay humanidad”, reflexionó.

La ordenación sacerdotal de Alejandro Cruz se desarrolla en el marco del Jubileo o Año Santo de la Misericordia, el Obispo se refirió al ingreso por la puerta principal de la Catedral, que es “Puerta de Misericordia”. “Como Jesús se hace cargo de nosotros, nosotros podemos hacernos cargo de los demás”, dijo Mons. Fajardo comentando el texto del evangelio que se proclamó en la celebración, una de las lecturas que habla del “Buen Pastor” y el significado de quienes ejercen una tarea pastoral. El Obispo expresó somos “pastores pastoreados por el Buen Pastor que es el Señor”.

El obispo recordó la reciente canonización de la Madre Teresa de Calcula y pidió imitar su ejemplo de vida, “signo de la ternura y de la misericordia de Dios, la primacía de Dios y de hacernos cargo de los últimos, de los descartados”, indicó. Hablándole a Alejandro expresó: “Estás llamado a trasmitir esa misericordia de Dios, en los sacramentos y la dirección espiritual propia de tu carisma. El Señor sigue presente siempre con nosotros consolándonos y alimentándonos con la Eucaristía. El nombre de Dios es misericordia, dice el Papa Francisco”.

LA TAREA DEL SACERDOTE, ES BUSCAR, INCLUIR Y ALEGRARSE
Al final de la reflexión, el Obispo indicó que “todo carisma está al servicio de la comunidad entera, enriquecida por tantos dones, de una iglesia que es una realidad viva”. Agradeció el aporte de la Institución Dalmanutá en el acompañamiento espiritual y su presencia en Trinidad y en San José. Además de la colaboración que desde el año 2009 hasta la fecha han desarrollado en la cuasi-parroquia de Delta del Tigre, donde hace unos meses se ha instalado el P. Francesco Ruini de la Diócesis italiana de Crema.

“Mi vida es misión”, recordó el Obispo en referencia al proyecto pastoral de la Diócesis que pone a la iglesia diocesana “en salida, en la búsqueda de la oveja y la moneda perdida, cada uno de nosotros tiene una misión, una tarea, comunicar esperanzas y los gozos, comunicar sentido y la misericordia de Dios”, indicó. “La tarea del sacerdote, es buscar, incluir y alegrarse”, concluyó Mons. Arturo citando al Papa Francisco. Al final de su homilía compartió una breve oración de san Ambrosio: “Ven, Señor Jesús, ven hacia mí, búscame, encuéntrame, tómame en tus brazos, llévame”, Amén.

Terminada la homilía se continuó con el rito de la Ordenación. La imposición de manos, las letanías de los santos, la postración y la plegaria de ordenación.

Su hermana y dos religiosos de Dalmanutá fueron los encargados de acercar al altar las ofrendas, además de la casulla y la estola (vestimenta de los sacerdotes). El P. Ricardo Paullier y la Hna. Gabriela Ucha fueron los encargados de revestirlo.

La unción con crisma, la entrega del cáliz y la patena, son símbolos de la ordenación de un sacerdote.

ACCIÓN DE GRACIAS P. JUAN MENONI
El Director de la Institución Dalmanutá en Uruguay, el P. Juan Menoni tuvo una intervención al final de la celebración. “Damos gracias a Dios, a San José, a esta Diócesis y al Obispo, no solo por la ordenación, sino en su responsabilidad que como obispo supo asumir la Institución Dalmanutá”. La Institución fue fundada por el P. Luis Montes (sacerdote jesuita) y Ernesto Popelka (ex jugador de fútbol y sacerdote que reside en México) en Montevideo pero canónica erigida por Mons. Pablo Galimberti en agosto de 1985 como Asociación pública de fieles en la Diócesis de San José de Mayo. “En este tiempo Mons. Fajardo ha asumido continuar acompañándonos en el proceso de reconocimiento jurídico ante la Santa Sede”, agradeció el P. Menoni.

Comunicó el saludo del P. Popelka desde México, del Nuncio Apostólico, de muchos religiosos y religiosas que se unían en la oración a esta celebración.

ACCIÓN DE GRACIAS DEL P. ALEJANDRO CRUZ
Al final de la Misa de ordenación el nuevo sacerdote, Alejandro Cruz tuvo palabras de agradecimiento. “Síntesis de mi vida y de mi esencia… soy lo que Dios me Ama”. “Somos el Amor con que Dios nos ama”, comenzó diciendo Alejandro. Expresó una reflexión sobre la plegaria de ordenación y las lecturas bíblicas elegidas para esa celebración. “El ‘contrapeso’ de vida espiritual necesario al Amor de Dios, pide una vida de encuentro y trato con Jesús, en la oración, en la Eucaristía, en el trabajo de la vida espiritual”, expresó el nuevo sacerdote.

El lema elegido para su ordenación: “La cruz es la fuerza de Dios”. Alejandro meditó sobre el “Amor de Dios que se ha encarnado en mi historia concreta” y fue haciendo un repaso de su historia de fe. “Recibí la fe de mi madre, fe que se fortaleció con la participación frecuente de los sacramentos. Tuve diferentes mediaciones eclesiales, hasta que conocí a mi director espiritual, el P. Diego Pérez y a través de él conocí Dalmanutá”, contó.

Tuvo un período de formación humana, espiritual, intelectual-teológica y de preparación para el ejercicio del apostolado de Dirección Espiritual, propio de la Institución. Fue consagrado religioso de Dalmanutá en 2009.

Hace unos años se encuentra en la ciudad de San José desarrollando su apostolado y otros servicios como el Ministerio de la Esperanza y la Catequesis en el Colegio del Huerto. La tarea es compartida con la Hermana Gabriela Ucha. “Dalmanutá está al servicio de todos ustedes”, aseguró al final de sus palabras antes de invitar a todos a rezar la oración de la Perseverancia:

“María Santísima, Siempre Virgen.
A ti, perseverante por excelencia,
fiel desde Nazaret hasta la Cruz,
la del sí eterno, la del sí temporal,
A Ti clamo para que nos regales constancia,
permanencia en lo que tú misma suscitaste.
Enséñanos a seguir a Jesús,
cómo tú lo seguiste,
enséñanos a amarlo como tú lo amaste.
Jesús, tu amor es nuestro amor.
A Ti, María suplicamos hoy tus hijos;
a Ti, María Santísima;
A Ti, María de Dalmanutá”.

Terminada la celebración se compartió un brindis en el Hogar Católico.